Fernando II de Aragón Personages. Aragon.

Fernando II de Aragón Personajes of Aragon.

Rey de Aragón y Castilla. (1452 - 1516)

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Certificam vos que huy, data la present, a les dos hores apres mig jorn, en aquesta villa de Sors la illustrissima, molt cara e molt amada muller, ha partir hun fill, e por la gracia de Nostre Senyor ella es fora de tot perill del part... De la villa de Sors, a deu de marc, any mil CCCCLLII"

Así comunicaba oficialmente el rey Juan de Navarra el nacimiento de su hijo, Fernando.

Fernando de Aragón, imagen en Zaragoza (*)

Fernando nació, pues, en la pequeña villa de Sos, cerca de Navarra, de donde su padre era rey a duras penas, tras su anterior matrimonio con Blanca de Navarra. La madre de Fernando, Juana Enríquez, era hija del Almirante de Castilla, aliado de los Trastámara aragoneses. El nuevo príncipe era pues nieto de Fernando I de Aragón.

El infante Fernando era treinta años más joven que su hermano mayor, el principe de Viana, Carlos, hijo del primer matrimonio del rey Juan con Blanca de Navarra. La relación entre ambos estuvo condicionada por las razones políticas, y pronto lucharon por el derecho a la primogenitura, que se resolvió definitivamente a favor de Fernando tras la muerte de Carlos en 1461.

Sin embargo, los testimonios documentales demuestran que la vida familiar fue una constante de la juventud del principe Fernando, educado a la sombra del amor que se profesaban sus padres, con quienes siempre permaneció, obedeciendo a la costumbre aragonesa de no separar a los infantes de los reyes.

Fernando de Aragón, Isabel de Castilla y la infanta Juana

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Fernando II apreciará esas costumbres familiares y será siempre un hombre cariñoso, hacia sus dos esposas y hacia sus hijos, tanto los nacidos en su matrimonio con la reina Isabel como los habidos en sus relaciones extramaritales.

La muerte de Carlos de Viana dejó al rey las manos libres para actuar según sus intereses: el 7 de octubre de 1461 se reúnen las Cortes de Aragón en la iglesia de San Pedro de los Francos de Calatayud, convocadas por Juan II, para que prestarán juramento de fidelidad al infante Fernando, como primogénito, heredero y sucesor a la Corona.

No fue tan sencillo imponer en Cataluña a Fernando como lugarteniente general, tal y como lo había disfrutado el príncipe de Viana y como era el deseo del rey. Tras meses de estancia en el Principado, donde incluso llegaron a sufrir asedio bélico en Gerona, madre e hijo se refugiaban en Zaragoza después que la Generalitat hubiera desposeído al príncipe de sus derechos y proclamando a Enrique IV de Castilla soberano de Cataluña.

Juan II contraatacó nombrando a Fernando primogénito general en una ceremonia celebrada en la Seo de Zaragoza el 21 de septiembre de 1464: es decir le hacía heredero de Sicilia, Aragón y las demás soberanías de su padre, incluido el condado de Barcelona. Enrique IV fue anulado en el terreno de la diplomacia. El propio infante Fernando, con tan sólo 13 años, ganó su primera batalla contra los sublevados catalanes entre las localidades de Prats de Rei y Calaf.

En febrero de 1466 Fernando recibió el compromiso de las Cortes valencianas com a primogenit e senyor nostre. Unos meses más tarde, en octubre, y ante las Cortes aragonesas reunidas en Zaragoza tomó posesión de la gobernación general del reino, pudiendo actuar como procurador de Juan II.

Fernando II de Aragón

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Era preciso, sin embargo, asegurar más la posición del príncipe, todavía rechazado en Cataluña. Para ello, padre e hijo despliegan toda su actividad y toman dos decisiones transcendentales: la coronación como rey de Sicilia, el 19 de junio de 1468, en La Seo zaragozana y la boda con la princesa Isabel de Castilla, en octubre del año siguiente, en Valladolid. El príncipe aragonés tiene 17 años, dos hijos bastardos reconocidos, Alfonso y Juana, y una amplia experiencia política y bélica.

La apuesta afectaría tanto al equilibrio político penínsular como al europeo. En Castilla, donde reinaba el hermano de Isabel, Enrique IV, tampoco las cosas eran muy favorables a los príncipes y reyes de Sicilia, cuyas aspiraciones al trono castellano pugnaban con las de la princesa Juana, llamada "hija de la reina". Pero finalmente, un cúmulo de acontecimientos en el orden interno de Castilla y en el ámbito europeo se sucedieron a favor de las pretensiones de aquellos.

Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (*)

Al tiempo, Barcelona capitulaba en el otoño de 1472, terminando su rebelión contra el rey Juan y su hijo. Cuando Fernando de Trastámara, príncipe de Aragón y ahora de Castilla, regresa a los territorios de la Corona de Aragón, tras más de dos años de estancia en Castilla, se ha afianzado definitivamente su concepción del poder monárquico como necesariamente fuerte, indiscutible y siempre por encima de los avatares e intereses nobiliarios y urbanos. Fernando no olvida su experiencia en la Corona aragonesa, ni la lucha desplegada en Castilla.

Los tres años siguientes no fueron tranquilos. El príncipe Fernando, a caballo entre Castilla y Aragón, ha de ayudar a su padre en la guerra contra Francia que pretende apoderarse del Rosellón y la Cerdaña, al tiempo que debe esforzarse por seguir fundamentando su posición ante la propia Cataluña y su aspiración a la corona castellana.

En diciembre de 1475 muere Enrique IV. Isabel organiza su proclamación como reina de Castilla sin esperar a su esposo, provocando la ira de éste, el cual, inmediatamente después de su llegada a Segovia el 2 de enero de 1475 y de ser a su vez proclamado rey, comienza a renegociar con ella las condiciones en que compartirían el poder real en Castilla, que Fernando conseguiría detentar al fin sin ningún tipo de límite. 1475 conoció aún la guerra con Portugal: el rey Alfonso V, tío y esposo de la infanta Juana, hija del difunto Enrique IV, penetró en Castilla para reclamar los derechos de su mujer. Mientras continuaban los enfrentamientos de Aragón con Francia, y Fernando hacía aprobar en Castilla los estatutos de la Hermandad, destinada a controlar a la nobleza.

En 1470 había nacido la infanta Isabel. Pero la sucesión no estaba asegurada. Por ello tuvo tanta importancia el nacimiento del primogénito Juan el 30 de junio de 1478, meses antes de que en Barcelona falleciera el rey Juan II, en enero del año siguiente. Don Fernando, ocupado en las guerras portuguesas, no pudo acudir a las exequias de su padre y no volvió, ya como rey, a la Corona de Aragón hasta junio: en Zaragoza entró el día 28. La reina se había quedado en Extremadura.

Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (*)

Tras la muerte de su padre, el rey Fernando trazó con calma sus objetivos de los próximos años: dominio territorial de la Península Ibérica, aunque las diferentes entidades, siguiendo el sistema aragonés mantuviera su personalidad; establecimiento de un poder real fuerte e indiscutible; control de las instituciones, incluída la Iglesia; intervención en el marco político europeo:

colaboración con el Papado, recuperación del Rosellón, Cerdaña y Napoles, conquista del Norte de Africa, lucha contra los turcos, estrechamiento de las relaciones con las monarquías antifrancesas.

El verano de 1482 conoce dos acontecimientos importantes: el nacimiento de la infanta María y el comienzo de las campañas bélicas contra el reino de Granada, que se prolongaran durante los veranos de los próximos diez años. Mientras dirige las dilatadas operaciones militares en la cada vez más costosa guerra granadina, seguía pendiente de organizar el lento e inexorable proceso de introducir sus cuñas en el entramado de poder de sus estados patrimoniales. Ello a pesar de haber tenido que renunciar de momento al dominio de Navarra, y de que en Aragón y Cataluña no acababa de hacer valer sus pareceres. El establecimiento de tribunales de la Inquisición (contra los que nada pudieron todas las protestas levantadas, que fueron especialmente violentas en Zaragoza, con el asesinato del inquisidor Pedro Arbués, y en Teruel), y la guerra remensa catalana iban a ser los dos principales argumentos.

Poco a poco, el rey Fernando consigue sus objetivos: dominar las instituciones y principales de Aragón y de Cataluña, y conquistar el sur penínsular, que en 1490 estaba ya en sus manos y en las de la reina Isabel, con excepción de Granada.

En el campo de la política internacional volvió a fianzar sus relaciones con Inglaterra y Borgoña, en vistas a recuperar el Rosellón y la Cerdaña. Ante la imposibilidad de dominar directamente Portugal, casó a su hija Isabel con el príncipe Alfonso, heredero del vecino reino. Su propósito lo frustró sin embargo la muerte de Alfonso al año siguiente. Para poner en práctica sus deseos respecto a Europa, el Meditérraneo e incluso el note de Africa era necesario liberar al ejército de la prolongada guerra con Granada. Por eso cuando en abril de 1491 se establece el cerco a la ciudad, el rey sabía que no lo levantaría hasta conquistar el último reducto musulman en la península. El 25 de noviembre se firma el acuerdo de capitulación de Granada y el 2 de enero de 1492 los reyes y sus hijos reciben pleitesia de Boabdil, último rey musulman de la ciudad, en una ceremonia con celeridad transmitida voz a voz por toda la península: en Zaragoza se celebraba la victoria el día 12 de enero, antes de que llegaran las cartas del rey el día 15, y el alborozo de música, bailes, cabalgatas, procesiones y acciones de gracia duró día y noche hasta San Valero, 29 de enero.

Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (*)

Pero Fernando el Católico no descansaba, y había ya envado sus mejores tropas a Europa, en ayuda de Maximiliano de Habsburgo., y cerrado alianzas con ingleses y habsburgos para garantizar el comercio con Inglaterra, Flandes y el mar del Norte.

Por otro lado, sus firmes convicciones religiosas y su concepto del poder real le llevaban a plantearse su labor como la del defensor del reino de Cristo, y aquí encaja el objetivo de la unidad religiosa de sus reinos, sostenida especialmente en el deterioro de la convivencia con la minoría judía, cuyo decreto de expulsión se redactó en Granada el 31 de marzo de 1492.

En lo que no había pensado el rey era en América. Colón había ya expuesto su plan a los comisionados castellanos en 1486 sin ningún tipo de éxito. Pero en 1492 el ambiente era muy distinto y Colón había sabido captar los intereses de los monarcas. Por eso ante éstos dió a su expedición un carácter misionero y político a un tiempo que encajaba perfectamente en la actitud del rey Fernando. Los funcionarios y financieros aragoneses que rodeaban al rey -Alfonso de la Cavallería, Luis de Santángel, Gabriel Sánchez, Felipe Climent, Juan de Coloma, Juan Cabrero, Sancho Paternoy, y algún otro- fueron los entusiastas impulsores y protectores del proyecto.

El 12 de octubre de 1492 las dos carabelas de Palos y el navío del marino Juan de la Cosa, tripulados por 87 hombres voluntarios del litoral andaluz, avituallados con la asignación que la Corona hizo de la Bula de Cruzada, el dinero de Luis de Santángel y del propio Colón, arrivaron a la costa americana y consiguieron uno de los hitos más importantes de la historia mundial de todos los tiempos.

Mientras se llevaba a cabo la exploración de las nuevas tierras, Fernando II continúaba afianzando su posición de poder en el viejo mundo. Aunque no dió los frutos apetecidos, su política de enlaces regios fue contundente: casó a su hija Catalina con el inglés Enrique VIII y a la heredera de Castilla, Juana, con el habsburgo Felipe de Borgoña. Por otro lado, los éxitos militares en Italia con la conquista del reino de Nápoles (1504) y en el norte de Africa, donde se apodera de Orán y Bujía y recibe la sumisión del reino de Argel (1510), convierten a la monarquia hispana en una verdadera potencia internacional. En el ámbito penínsular, la incorporación de Navarra - 1512- fue una obra maestra de diplomacia que burló sagazmente las apetencias francesas.

El 26 de noviembre de 1504 había muerto la reina Isabel y Fernando (V en Castilla) quedó como regente de la reina Juana, aquejada de ataques de demencia (el primogénito y primer heredero de los Reyes Católicos, el principe Juan, había fallecido aun adolescente). La alta nobleza castellana, enemiga del rey, le arrebató la regencia en favor de su yerno Felipe el Hermoso. Fernando el Católico, tras firmar en 1506 el tratado de Villafáfila, se retiró a sus reinos patrimoniales, contrayendo nuevas nupcias con Germana de Foix, sobrina del rey francés, el 18 de marzo de 1506. Quería un heredero para la Corona de Aragón: el príncipe Juan de Aragón que nació en mayo de 1509, aunque no sobrevivió más que unas horas.

La regencia del rey Felipe en Castilla apenas duró unos meses, porque éste murió en el verano de 1506 víctima de la peste. Castilla, convulsa y descontenta con la regencia de Cisneros, llamó de nuevo al rey Fernando a ocupar dicha regencia, que conservaría ya hasta su muerte.

Fernando el Católico murió en Madrigalejo, cerca del monasterio de Guadalupe, un miércoles 23 de enero de 1516, entre la una y las dos de la madrugada. Enfermo desde 1513, al final de su vida vio como sus sueños iniciales del gran imperio Trastámara iban a transformarse: sus amplios dominos serían más grandes de lo nunca soñado, pero estarían en manos de un príncipe extranjero, aunque fuera su nieto.

Tras su muerte, y siguiendo sus órdenes, su cuerpo y el de su primera esposa y reina, Isabel, quedaron sepultados en Granada, y en su momento depositados en la Capilla Real de la catedral. Todo un gesto final.

(*) Diferentes imágenesdel rey Fernando II de Aragón © Imágenes extraídas del libro "Fernando de Aragón. Hispaniarum Rex" citado a continuación.

Fuentes: Sesma Muñoz, J. Angel Fernando de Aragón. Hispaniarum Rex Gobierno de Aragón. Zaragoza, 1992.



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